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Sea que lo intente yo o no, mis acciones afectan para bien o para mal a los demás. Todo lo que yo haga o no haga, lo que diga o lo que calle, modificará las vidas de los demás.

Vivimos en un mundo de interacción. Convivimos con mucha gente, con unos más con otros menos, pero lo que ellos hagan o digan me influye a mi y lo mismo de aquí para allá.

Si mis conversaciones y mis acciones están bañadas de Dios, entonces son limpias, edificantes, serviciales y amorosas; seré un manantial de agua pura para los sedientos que necesitan luz, guía, agua, ánimo o alivio en sus vidas.

Pero si en mi corazón reinan las ambiciones, el materialismo, el hedonismo,  la búsqueda de placeres, las diversiones y distracciones de más o mal-sanas, entonces mi influencia en los demás será o nula o negativa porque con mi ejemplo les estaré gritando que está bien vivir así. Seré un manantial de agua contaminada para los demás.

Dos cosas debemos revisar hoy: ¿Qué dejo en las personas con las que convivo? Y ¿Qué o quién reina en mi corazón? ¿En qué es en lo qué más pienso o en quién? ¿A quién le dedico más de mis pensamientos y ratos libres?

Hemos visto en nuestra formación espiritual que si Dios no reina en nuestras almas, automáticamente serán cosas o personas del mundo nuestros reyes. Un jardín que no se cuida automáticamente produce hierbas malas. Ayer vimos que Jesús nos advierte claramente: “Sin mi nada pueden hacer”.

¿Estoy consciente de estas palabras de Jesús? ¿O prefiero ignorarlas para que no me perturben y poder seguir dándole mi corazón a mis redes sociales, amigos y placeres mundanos, mis diversiones y demás?

Juan7:37... Jesús, puesto en pie, exclamó con voz potente: "El que tenga sed, que venga a mí.

7:38Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De él saldrán ríos de agua viva.

7:39Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeran en él.

Juan4:14 Jesús le dijo a la samaritana,el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un chorro que salta hasta la vida eterna.