Viejo refrán que nos revela cómo los que caminan con Dios mayormente viven en su paz. Digo mayormente porque no podemos evitar pasar por momentos de tristeza, soledad o depresión. Pero la palabra clave es: “momentos”, porque la mayor parte del tiempo vivimos con la sonrisa sencilla que nos da de la paz de Dios en nuestros corazones.
Ya vimos en meditaciones pasadas cómo Dios nos saca de esos momentos. Hoy vamos a meditar cómo no caer en una vida donde gran parte del tiempo vivimos en tristeza, depresión o ansiedad.
Y la sabiduría está en saber quien vive en tu corazón. Como hemos visto antes en nuestros cursos de MidaD de espiritualidad Carmelita, tú tienes la libertad y la decisión sobre quien va no solo a vivir, sino a reinar en tu corazón, en tu vida. ¿A quien buscas todos los días? ¿A Dios o las cosas del mundo? ¿De qué te alimentas todos los días? ¿De videos, audios, conversaciones y libros santos y buenos? O de cosas estimulantes de la carne, ambiciones, pasiones mundanas, chismes, violencia y desorden.
Decía Jesús en Lucas6:45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.
Un corazón bueno tiene alegría y sobre todo paz, Un corazón malo está lleno de chismes, maledicencia, coraje, rencores, soledad y desesperación.
Escuchemos más de la Revelación de Dios:
Efesios 4:32 Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Gálatas 6:10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Romanos 12:21 No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
Nahúm 1:7 Bueno es el Señor;
es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían.
Romanos 12:12 Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.
Salmo 94:19 Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría.