Fue Aristóteles el primero en dar a la melancolía un status de condición médica importante y en señalar a varios melancólicos relevantes de su tiempo. 1300 años después, el inglés Robert Burton la describe como un estado relacionado con las artes, la filosofía, la religión y el genio, convirtiéndola así en una enfermedad con "charm". En el siglo XX comienza a desaparecer como diagnóstico médico y hoy solo permanece como una palabra descriptiva.