Hay momentos que funcionan como punto y seguido y otros que son punto y a parte. A mí me gusta reconocer estos instantes que nos meten pausa y son un balance sobre la marcha. Te cuento un par ahora que el verano nos trae sus propios rituales.
En el barrio de Tetuán, en un sótano que es un codo entre dos calles hay una fábrica de horchata a la que vamos cada año. Ahora tiene hasta terraza.