Vengo de paso, no quiero molestar, a hablarte de los pétalos que duermen en las calles de Madrid ahora que estamos sólo los vecinos. Vengo también a contarte que, si no haces nada más que estar, eres el dueño del viento. ¿Qué tal estás pasando tú el verano?
Mandarte la carta ahora es un poco como esa gente que cumple años en julio y agosto y a la que nadie se acuerda de felicitar más allá de los vecinos de la casa del pueblo.