🐔📖 EL CANTO DEL GALLO
🗓️ 5/11/2022
SERIE: SÁBADOS MUNDIALES ↪️
El corazón late más fuerte de lo normal. Aún no se escucha el pitido inicial, y la "locura" nos arrastra a un mismísimo estadio de Qatar, aunque sólo estemos sentados en el living de la casa. Ilusiones, heridas, esperanza, todo aquello que hace que un fanático sea "fanático". Le gritamos a personas que no nos van a escuchar, y criticamos estrategias que por nuestra causa no van a cambiar. Somos los bichos raros que se enajenan de la cotidianeidad, y sacan de su interior a esa bestia contenida en un cuerpo de empleado, gerente, laburante independiente, ama de casa o lo que sea.
Así es el futbol, damos todo, y aunque la presión arterial se aumenta, no es la causa de infarto mayoritaria en el mundo. Todo porque, si bien descomunal, son emociones exageradas de alegría y a veces de tristeza, pero llevaderas en esos lapsus de 90 minutos de gloria.
Sinceramente, no creo que podamos encontrar en otro deporte o circunstancia de la vida, una pasión semejante a la que viven los hinchas fieles, dispuestos a no comprar la heladera tan necesaria o no arreglar la moto, con tal de tener esa tele que les permita observar en ultra HD cada uno poros de la piel transpirados, de los jugadores de nuestra selección.
A veces me pregunto qué sería de nuestra vida, nuestra sociedad, nuestro país, y de nuestro mundo, si tuviéramos igual pasión para la honestidad, para el bien común, para el amor, para la solidaridad. ¿Parece imposible verdad? De hecho, sí, es imposible. No porque el ser humano no pueda demostrar garra y valentía en acciones altruistas, sino porque su naturaleza, nuestra naturaleza, está corrompida, en proceso de desmoronamiento absoluto, y dicho en palabras de Dios mismo, es pecaminosa ( Romanos 5:12 ).
Así como la pasión lo traslada virtualmente a una cancha mundialista, el pecado del hombre lo lleva al individuo espiritualmente al infierno ( Romanos 3:23 ). Muy pocos están prestando atención consciente a este asunto, y solo aquellos que disponen su corazón para atender a las palabras de Jesús ( Mateo 7:13-14 ), comienzan a tener ese fuego interior que los moviliza a pedir rescate para escapar de las llamas del lago de fuego y azufre eterno.
¿En qué estadio nos encontraremos al morir? El dinero hoy compra pasajes aéreos y entradas a la cita donde Messi y los demás nos convocan con el futbol, pero la sangre de Cristo pagó el precio de nuestro pecado para abrirnos las puertas del cielo ( Romanos 3:24-26 ).
La misión res_Qatar tiene que ver con la eternidad. No hay otro mundial de la vida después de éste ( Hebreos 9:27 ), y sólo hay un resultado para el partido que estamos jugando: cielo o infierno; Dios o muerte eterna; Cristo o sin Cristo.
Eleazar Salomón - MISIONERO EN DEAN FUNES - CORDOBA
