Pedro nos habló en los versículos anteriores acerca de la conducta santa que se desprende de nuestra identidad y relación con nuestro Padre Celestial que es santo (1:14-16). Y precisamente porque Él nos juzga o evalúa justamente esto produce en nosotros un temor reverente durante nuestro paso por este mundo (1:17). Nuestra fe es un milagro que es producto de la resurrección de Jesús al punto que nuestra esperanza esta puesta en Dios (1:21).
