Felicia, la tía malvada de Candela, lo ha perdido todo, maldad incluida, en la crisis final del 2001. Ahora es portera del propio edificio en Recoleta en el que supo reinar como villana. Sus intereses son raros y ensaya un experimento seudocientífico para verificar si el mundo que llamamos el real es sueño vano o está hecho de asideros. Pide plata a Candela que la instruye en una idea peregrina: el Telar de la Abundancia. La sordidez está al palo.