Según un curso de milagros, la forma de dejar de creerse especial es aceptando que no eres especial. Esto significa reconocer que todos son iguales ante los ojos de Dios. Todos somos hijos e hijas de Dios, todos tenemos el mismo potencial para el amor, la bondad y la verdad. Dejar de creerse especial significa reconocer que todos los seres humanos son hermanos y hermanas en el espíritu, y que todos merecen el mismo amor y respeto.