Diego Tellería es bien del palo y opina que en Austria, su lugar de residencia, hizo falta “un Néstor que baje los cuadros” para reparar los estragos de las guerras mundiales de las que aún se sienten allí sus consecuencias. Y mientras nos guía por los famosos cafés vieneses y nos invita con wiener schnitzels , que no son más que nuestras milanesas y de cuya creación se atribuyen los locales, nos cuenta cuánto se paga de impuestos en esas sociedades sin demasiada discusión. Por supuesto, no falta la marcha en alemán.