La humanidad cambia con cada era y el detonante para propiciar ese cambio se basa en el conocimiento. El conocimiento da poder, por ello unos tienden a acumularlo y otros a querer donarlo y ese es el origen de las corrientes del pensamiento donde se forman los líderes mundiales que regularán ese poder. El poder del conocimiento.
Si antes, el conocimiento estaba en manos de eruditos, cuya autoridad se valía de doctrinas académicas que guiaban a la humanidad, hoy está en manos de cualquiera que produzca contenido según los lineamientos de los magnates de la tecnología. Es decir, sigue habiendo un control del pensamiento libre, pero esta vez, con un embudo hacia el comunismo.
La utópica Agenda 2030, con su ingeniería social, pretende hacer creernos a todos que todos somos capaces de hacerlo todo y de tener derecho a todo, creando una falsa realidad donde no se respeta el talento y se premia a la ignorancia.
Este intrusismo comunicacional cuya base es revelar secretos profesionales que destruyen sectores, genera empobrecimiento económico y cultural con la excusa de darle el poder al espectador, es decir, al pueblo, la principal utopía del comunismo.
Con YouTube como principal red social digital reconocida como un Atlas mundial, se configura la Alejandría comunista, una biblioteca donde quienes no saben formular una frase gramatical y se jactan por cometer errores del directo, no solo se creen grandes oradores, si no que se les paga por un liderazgo de opinión basado en la atención de la ignorancia ávida de conocimientos, creando un futuro atrofiado y empobrecido.
