1Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham.
—¡Abraham!—lo llamó Dios.
—Sí—respondió él—, aquí estoy.
2 —Toma a tu hijo, tu único hijo—sí, a Isaac, a quien tanto amas—y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré.
7 Isaac se dio vuelta y le dijo a Abraham:
—¿Padre?
—Sí, hijo mío—contestó Abraham.
—Tenemos el fuego y la leña—dijo el muchacho—, ¿pero dónde está el cordero para la ofrenda quemada?
8 —Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío—contestó Abraham.
Así que ambos siguieron caminando juntos.
9 Cuando llegaron al lugar indicado por Dios, Abraham construyó un altar y colocó la leña encima. Luego ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
10 Y Abraham tomó el cuchillo para matar a su hijo en sacrificio.
11 En ese momento, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo:
—¡Abraham! ¡Abraham!
—Sí—respondió Abraham—, ¡aquí estoy!
12 —¡No pongas tu mano sobre el muchacho!—dijo el ángel—. No le hagas ningún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo.
13 Entonces Abraham levantó los ojos y vio un carnero que estaba enredado por los cuernos en un matorral. Así que tomó el carnero y lo sacrificó como ofrenda quemada en lugar de su hijo.
14 Abraham llamó a aquel lugar Yahveh-jireh (que significa «el Señor proveerá»). Hasta el día de hoy, la gente todavía usa ese nombre como proverbio: «En el monte del Señor será provisto».