2 Timoteo 4:1-4 (NVI)
En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo:
2 Timoteo 4:1 (NVI)
Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.
2 Timoteo 4:2 (NVI)
Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír.
2 Timoteo 4:3 (NVI)
Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos.
2 Timoteo 4:4 (NVI)
2 Timoteo 3:15-16 (NVI)
Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
2 Timoteo 3:15 (NVI)
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.
2 Timoteo 3:16 (NVI)
Salmos 119:46-48 (NVI)
Hablaré de tus estatutos a los reyes
y no seré avergonzado,
Salmos 119:46 (NVI)
pues amo tus mandamientos,
y en ellos me regocijo.
Salmos 119:47 (NVI)
Yo amo tus mandamientos,
y hacia ellos elevo mis manos;
¡quiero meditar en tus decretos!
Salmos 119:48 (NVI)
