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Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el SEÑOR le había dado a Israel por medio de Moisés.

Nehemías 8:1 NVI

Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura,

Nehemías 8:2 NVI

y la leyó en presencia de ellos desde el alba hasta el mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley.

Nehemías 8:3 NVI

Los levitas … le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio.

Nehemías 8:7 NVI

Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.

Nehemías 8:8 NVI

Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al SEÑOR su Dios».

Nehemías 8:9 NVI

Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del SEÑOR es nuestra fortaleza».

Nehemías 8:10 NVI

También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que este es un día santo!»

Nehemías 811 NVI

Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.

Nehemías 8:12 NVI

Tu palabra es una lámpara a mis pies;

es una luz en mi sendero.

Salmos 119:105 NVI

103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!

¡Son más dulces que la miel a mi boca!

Salmos 119:103 NVI

104 De tus preceptos adquiero entendimiento;

por eso aborrezco toda senda de mentira.

Salmos 119:104 NVI

Gran remedio es el corazón alegre,

pero el ánimo decaído seca los huesos.

Proverbios 17:22 NVI