Vuelve en gloria y majestad nuestro ciclo de cine fantástico chapucero, para conversar sobre uno de los grandes fracasos de la década de los '80s. Una película que reúne lo mejor de lo peor de su década, que pretendió ser el salto definitivo al live action de las series animadas, pero quedó entrampada entre las restricciones presupuestarias y las demandas de la marca que puso los dólares. Un fracaso tan fracaso que llevó a la mítica productora Cannon a la quiebra. (Así y todo, la queremos.) La música, en esta ocasión una interesante propuesta de Bill Conti, le queda demasiado grande a esta accidentada experiencia a pesar de tantas evidentes referencias.