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Miércoles 06/Septiembre/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

Bueno es Nuestro Dios

Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
Salmos 34:8

Una y otra vez descubrimos formas maravillosas en que el Señor libra a sus siervos de sus aflicciones y los salva de las manos de sus enemigos. Por esta razón, el gran canto de alegría y regocijo del salmista resonó con las palabras: «Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él».

Este llamamiento a los hombres para que confíen en el Señor, para que prueben su fidelidad y vean que el Señor es bueno y bondadoso, se sitúa en el centro de un salmo que comienza bendiciendo al Señor en todo momento y alabándolo continuamente. Es una llamada de trompeta para que los hombres glorifiquen el nombre del Señor y lo eleven en una sinfonía de adoración y alabanza, porque sólo Él es digno de nuestro honor.

A David se le atribuyen estas hermosas palabras, y la razón de su exultante alabanza es que buscó al Señor… y Dios respondió a su oración. El Señor liberó a su siervo de todos sus temores. Aunque David había sido ungido como rey de Israel, estaba huyendo de Saúl, que se había puesto celoso del ungido de Dios, y en su intento de escapar de un enemigo acérrimo, David huyó a los brazos de otro adversario mortal: ¡el rey de los filisteos!

David había confiado en el Señor desde su juventud y, aunque no estaba exento de tribulaciones y pruebas, sabía que el Señor le sacaría de cualquier dificultad y peligro. Puede que Dios no impida los problemas y el dolor de la vida, pero sabe cómo rescatar a los justos del maligno y nos recuerda que «el Ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y rescata a los que son suyos».

David era un hombre según el corazón de Dios, que reconocía la mano sustentadora del Señor en su propia vida y le daba honor y alabanza en todo momento. Y al igual que David, haríamos bien en escondernos bajo la sombra del brazo protector de Dios, en buscarle en medio de nuestras pruebas y tribulaciones, y en clamar al Señor por la liberación de los enemigos en cuyo camino nos encontramos, para que también nosotros podamos regocijarnos con gran alegría y animar a los demás a gustar, y ver que es bueno Jehová; y lo dichoso que es el hombre que confía en él.

Oración: Padre Celestial, gracias por Tu Palabra y la sabiduría que contiene. Gracias porque he probado de Tu gracia salvadora y soy eternamente bendecido, al tener como mi roca y refugio en tiempo de angustia, porque eres bondadoso y misericordioso. Que te busque en todas las dificultades y peligros de la vida a los que me enfrente, y reconozca tu mano guiadora de gracia y protección, sabiendo que todos los que confían en ti nunca serán avergonzados. Gracias porque Tú eres mi refugio y mi fuerza y mi ayuda siempre presente en los momentos difíciles.