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Martes 21/Marzo/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

El motivo de nuestra esperanza

Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero en tu palabra.
Salmos 119:81

Hay situaciones de la vida que nos llevan a pensar: ¿hasta cuándo, Dios? ¿Cuánto más tengo que esperar? Parece que así se sentía el autor del Salmo 119 cuando escribió: «Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero en tu palabra.» (v. 81). Algo estaba provocando una angustia sin igual en su vida, pero decidió acudir a la fuente de esperanza, la Palabra de Dios.

Cuando las circunstancias que vivimos nos empujan al desaliento, tenemos que escoger dónde poner la esperanza. Este hombre estaba en el banco de la paciencia, su vida detenida. ¡Tan parecido a nuestras vidas ahora mismo! No obstante, estaba seguro de que la palabra de Dios es eterna, que va más allá del día de hoy y, sobre todo, comprendió que la Palabra de Dios nos sostiene y nos da vida.

Pero no es una fórmula mágica. No se logra nada con dejar la Biblia abierta sobre la mesa de noche o cubrir las paredes con versículos bíblicos. Es una cuestión del corazón, por decirlo de alguna manera. Para que la Palabra de Dios se convierta en nuestra fuente de esperanza es necesario conocerla, aprenderla, atesorarla y, sobre todo, pedirle al Espíritu Santo que abra nuestros ojos a Su verdad, tal y como indica el versículo 18. Cuando nuestra mente se llena de la Palabra de Dios, tenemos una provisión de la que nos nutrimos constantemente, un tesoro que nadie nos puede quitar.

Varios siglos después Pablo lo reafirmó con su pluma mientras escribía a los cristianos de Roma: Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. (Romanos 15:4). Sí, la Palabra de Dios es un caudal de esperanza que Él nos ha regalado, pero ningún regalo es útil guardado en un rincón. Tenemos que darle el uso necesario. Así podremos decir junto con el salmista: Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. (Salmos 119:111)

Tal vez hoy te sientes como este salmista, ¿hasta cuándo, Señor; cuándo terminará esta situación? Esa pregunta una y otra vez regresa a tu mente. No tengo respuesta, pero hay algo que sí puedo decirte con certeza: haz de la Palabra de Dios tu esperanza. Mira el versículo 114: Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. Mientras la vida parezca estar en pausa, aférrate a la esperanza que se encierra entre Génesis y Apocalipsis porque todo lo demás de este mundo es pasajero, pero Dios y Su Palabra son eternos.

Oración diaria: Señor, si caigo en la desesperación y en medio de la duda o el temor, se tambalea mi fe, rescátame y hazme recordar que en el mundo todo es pasajero y Tu por el contrario mediante Tu Espíritu y Tu Palabra, eres perfecto y eterno.