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Viernes 04/Agosto/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

Firmes en la oración

Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.
Salmos 63:4

La historia de Daniel en el foso de los leones es tan conocida que casi podría pasar por una fábula. Pero esta es una historia real que sucedió realmente. Y una de las verdades que destaca en esta historia es que Dios no salvó a Daniel sacándolo del foso de los leones. Lo salvó manteniéndolo dentro.

A veces Dios nos saca de los problemas. Pero otras veces, Él está con nosotros mientras enfrentamos tales problemas, durante el tiempo que los enfrentamos. Este fue el caso de Daniel. El Señor estaba con él en aquella guarida de leones, al igual que algunos ángeles, y de una situación aterradora surgieron cuidados y bondades increíbles.

Quizás nada destaque más en esta historia de Daniel que un simple hecho: Daniel era un hombre de oración. Sí, era un hombre espiritual. Sí, era un hombre con un propósito. Sí, era un hombre perseguido. Pero no olvidemos que era un hombre de oración.

Y cuando Daniel se enteró de la nueva ley que prohibía rezar a cualquiera excepto al rey, ¿qué hizo? Daniel 6:10 nos da la respuesta: «Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.»

«…como solía hacer…» Daniel lo hacía desde su juventud, y lo seguía haciendo en sus últimos años. Cuando se arrodilló, recibió su valor. Esto nos lleva a una simple verdad: si te arrodillas ante Dios, puedes estar de pie ante cualquier hombre.

Oración diaria: Señor, concédeme la disciplina y obediencia para mantenerme firme en la oración, para que, sin importar cuán difícil parezca la situación o cuán complicados se vea los obstáculos que aparezcan frente a mi, tenga la calma y la tranquilidad de confiar en que Tu mano poderosa y perfecta me librará de cualquier adversidad.