Viernes 27/Octubre/2023
Devocional Mi tiempo con Dios
Fructíferos en cualquier terreno
Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.
Génesis 41:52
José tenía más de treinta años de edad cuando llamó a su hijo Efraín, un nombre que suena como la palabra hebrea para «fructífero.» José había pasado por muchos sufrimientos durante su adolescencia y algunos años después. Había sufrido los terribles celos que le tenían sus hermanos desde la temprana infancia. Sus hermanos lo habían secuestrado y vendido a traficantes de esclavos (Génesis 37:28), y luego fue asaltado sexualmente por la esposa de su jefe, e injustamente encar- celado por un crimen que no había cometido (Génesis 39:11-20).
Sin embargo, Dios no estuvo ausente en todos los años turbulentos de José. Él había sufrido con paciencia que lo metieran en un pozo y luego que lo encarcelaran, pero más tarde Dios lo puso a cargo de toda la tierra de Egipto y lo bendijo con una esposa e hijos. La vida de José había sido plantada en el terreno del sufrimiento para que él pudiera crecer y llegar a ser un hombre piadoso.
El verdadero fruto se veía en el carácter de José, que mostraba que el Espíritu de Dios estaba en su vida. José les demostró amor a sus ene- migos, demostró dominio propio con la esposa de Potifar y paciencia con las personas que se olvidaron de él cuando habían prometido ayu- darlo (Génesis 40:23). El Espíritu de Dios manifestó el fruto de justicia por medio de José en Egipto. ¿Podría haber madurado ese fruto sin el terreno del sufrimiento? Es probable que no. Como dice Santiago: «Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.» (Santiago 1:3-4).
¡Dejemos que Dios nos haga fructíferos en la tierra de nuestra aflicción! Entonces estaremos listos para cualquier cosa.
Oración diaria: Señor, que en mis aflicciones, mis miedos, mis angustias, en todas las pruebas que hoy estoy atravesando, vea yo tierra fértil para fructificar los frutos de Tu Espíritu y glorificarte, creciendo en fe, en carácter y en mi voluntad de servirte cada día con mayor fidelidad, amor y compromiso.