Martes 20/Febrero/2024
Devocional Mi tiempo con Dios
La gracia para superarnos
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
Hebreos 4:15
La Escritura nos recuerda que, aunque los desafíos forman parte de nuestra vida, el Señor ha triunfado sobre el mundo (Juan 16:33). La generosidad sin límites, la compasión y el amor de Dios por Sus hijos significan que no necesitamos sucumbir a la desesperación ni desviarnos de Su camino, pues resistir hasta el final en Su fidelidad, en Su misericordia y en Su cuidado, nos dara los frutos verdaderos, no que pensamos que necesitamos, sino los que realmente darán plenitud a nuestra vida.
Y es que cuando somos tocados por la gracia de Dios, que llena nuestro Espíritu, Podemos reconocer la misma por la presencia de:
– Resiliencia para seguir adelante: El Espíritu Santo nuestro consolador, nos infunde Su fuerza, capacitándonos para perseverar a través de las pruebas (Hch 1,8).
– Un espíritu valiente: Dios conoce nuestras luchas y nos anima a acudir a Él con valentía en busca de ayuda, y de allí podemos mantenernos firmes y no debilitados, perseverantes y no presas de la duda.
– Conciencia de Su apoyo constante: Cuando la gracia está activa en nuestras vidas, somos plenamente conscientes de la presencia y el apoyo constantes del Espíritu Santo, y por ello, el temor del futuro, o la incertidumbre de lo que pueda ocurrirnos no debilita nuestras fuerzas, ni disminuye nuestros ánimos.
– Un cambio de enfoque hacia Dios: La asistencia divina nos ayuda a redirigir nuestra atención desde nuestros retos hacia Dios mismo.
– Confianza en nuestro camino a través de las pruebas: Con fe, creemos que Dios nos guiará no sólo para sobrevivir, sino para emerger con una relación más fuerte con Él y una fe más profunda.
– Certeza en la autoridad suprema del Señor: Tenemos fe en que Nuestro Padre Celestial ha puesto sus ojos sobre nuestras adversidades y nos proporcionará todo lo necesario para soportarlas y sobreponernos a ellas. (1 Corintios 10:13).
Pablo padeció naufragios, encarcelamientos y golpizas, experiencias mucho más graves de las que la mayoría de nosotros pudiera en su vida afrontar. No se rindió porque confiaba en la gracia de Dios, y la encontraba adecuada para cada situación. ¿En qué aspectos de tu vida necesitas la gracia de Dios para no rendirte, ni atemorizarte?
Oración:
Señor, te agradezco que tu amor inmerecido que me capacita para superar pruebas y vencer el temor. Tu gracia me sostiene cuando flaqueo y disipa mis dudas. En momentos de debilidad, encuentro fortaleza en ti. Gracias por tu gracia salvadora que transforma mi vida. Confío y declaro que ella es suficiente para cada desafío. En ella también encuentro esperanza en la grandiosa voluntad que sé que aspiras para cada uno de Tus hijos, Gracias Padre. Amén.