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Lunes 16/Octubre/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

Librados de toda situación

Jehová está conmigo; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
Salmos 118:6

Cuando en nuestro camino encontramos adversidades que nos dan un vuelco por completo, abrimos los ojos a todas las veces en las que el Señor nos ha librado, pues las pruebas abren nuestro corazón, aún cuando no lo percibamos, a las grandes maravillas que ha obrado en nosotros Nuestro Padre, fortaleciendo nuestra esperanza en el camino de sombra, y sabiendo que: aún así por oscuro que parezca el panorama, al final en El Señor, encontraremos una tenue luz. Una lucecita, que podrá ir expandiéndose en medio de la dificultad, al igual que la luz de la aurora.

En momentos adversos, tendemos a cogernos de lo inmediato y esto a veces nos produce más problema. Aunque no es tan fácil seguir el consejo del Salmista, yo creo que sí, deberíamos volcar nuestro corazón a Dios y si es necesario nuestro gemir y lamento. Él es el único que nos comprenderá, además de aliviar nuestras cargas de manera sobrenatural. El Señor es el único veraz y en Él no hay engaño alguno. Los hombres todos, in excluir ninguno, simplemente por su naturaleza humana pueden defraudarnos y engañarnos. Por eso, sea como sea, es mejor refugiarse en el Señor porque “Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”.

Este versículo me hace recapacitar en que si el Señor ha prometido sacarnos del desierto, lo terminará. No nos dejará en mitad del camino porque Él empezó la obra, hecha con su promesa a través de su Palabra que es fiel y verdadera. Y sea como sea, restituirá lo que la langosta, la larva y la oruga se devoraron. ¡Señor: responde en nuestra angustia!

Oración:
Señor, enséñanos a vislumbrar el camino más allá de lo que nuestros ojos ven. Enséñanos a refugiarnos en ti, que eres el único Dios poderoso y que nunca cambias. Te damos gracias por lo bueno que nos has regalado como la sanidad, el descanso, el alimento, el vestido y la vivienda. También te damos gracias por los obstáculos con los que hemos tropezado y ahora nos afligen. Gracias porque a su debido tiempo mandarás la lluvia, no solamente para que nos refresque sino también para que nuestros campos puedan reverdecer. Amén.