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Lunes 19/Febrero/2024
Devocional Mi tiempo con Dios

Perseverancia en la oración

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros. Romanos 8:26

Un obstáculo habitual en nuestra vida de oración es la falta de perseverancia. Muchos cristianos creen que, una vez que han orado por algo, la respuesta debería llegar inmediatamente. Pero Dios no es un servidor, que espera siempre a nuestros requerimientos para darnos lo que queremos en el momento en que se lo pedimos, básicamente de forma inmediata. Imagina que el Señor nos proporcionara al instante cualquier cosa que pidiéramos: quizá no desarrollaríamos virtudes como la paciencia, la confianza y la dependencia de Él.

El Señor es fiel para responder a nuestras oraciones, pero no siempre de la forma que esperamos. Sin embargo, incluso cuando la respuesta es negativa, podemos estar seguros de que lo que Él nos da es mejor que lo que pedimos. Piensa en el apóstol Pablo: aunque pidió repetidamente alivio para su «espina en la carne», se le concedió algo más beneficioso espiritualmente. Dios no sólo protegió a Pablo del orgullo, sino que utilizó la debilidad del apóstol para desplegar el poder divino (2 Corintios 12:7-10).

Puesto que la oración de Pablo no obtuvo la respuesta que él esperaba en un principio, quizá te preguntes qué peticiones llevas al Señor. La verdad es que no siempre sabemos orar como deberíamos, pero, afortunadamente, tenemos un Ayudante en el Espíritu Santo, que intercede por nosotros según la voluntad de Dios. Si no recibimos lo que esperábamos, podemos estar seguros de que el Espíritu sabía exactamente qué pedir en nuestro nombre, y de que lo que recibimos como resultado fue lo mejor.

Oración:
Señor, en mi perseverancia en la oración, reconozco tu soberanía y acepto tu voluntad perfecta. Sé que tu plan supera mis deseos y que tu sabiduría trasciende mi comprensión. Con paciencia, confío en que tus tiempos son perfectos y que las pruebas fortalecen mi fe. Capacítame para perseverar, aceptar y confiar en ti, sabiendo que tu voluntad es siempre la mejor. En ti encuentro esperanza y consuelo. Amén.