Lunes 22/Mayo/2023
Devocional Mi tiempo con Dios
Promesas siempre positivas
Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.
Números 11:23
Dios había hecho una promesa positiva a Moisés de que durante un mes entero alimentaría con carne a la inmensa hueste en el desierto. Moisés, presa de un ataque de incredulidad, se fija en los medios externos y no sabe cómo puede cumplirse la promesa. Miró a la criatura en vez de al Creador. Pero, ¿espera el Creador que la criatura cumpla su promesa por él? No; el que hace la promesa la cumple siempre por su propia omnipotencia. Si habla, lo hace él mismo. Sus promesas no dependen para su cumplimiento de la cooperación de las débiles fuerzas del hombre.
Podemos percibir inmediatamente el error que cometió Moisés. Y, sin embargo, ¡qué comúnmente hacemos lo mismo! Dios ha prometido suplir nuestras necesidades, y miramos a la criatura para que haga lo que Dios ha prometido hacer; y entonces, porque percibimos que la criatura es débil y endeble, nos entregamos a la incredulidad. ¿Por qué miramos a esa parte? ¿Miráis al polo norte para recoger los frutos madurados al sol? En verdad, no actuaríais más tontamente si hicieseis esto que cuando miráis a los débiles para obtener fuerza, y a la criatura para hacer el trabajo del Creador.
Pongamos, pues, la cuestión en su justa medida. El fundamento de la fe no es la suficiencia de los medios visibles para el cumplimiento de la promesa, sino la suficiencia total del Dios invisible, que con toda seguridad hará lo que ha dicho. Si después de ver claramente que la carga recae en el Señor y no en la criatura, nos atrevemos a darnos el gusto de desconfiar, la pregunta de Dios nos llega con fuerza: «¿Se ha acortado la mano del Señor?» Que también suceda, en su misericordia, que con la pregunta relampaguee en nuestras almas esa bendita declaración: «Verás ahora si mi palabra se cumple o no».
Oración diaria: Señor, que nunca dude de Tu poder grandioso e infalible, pues el logra imposibles y obra milagros, y por ende, nunca será insuficiente para ninguna de las pruebas que enfrente. Que tenga esa verdad presente siempre Padre, más aun, en medio de la prueba.