Jueves 06/Julio/2023
Devocional Mi tiempo con Dios
Sembrar para la eternidad
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Gálatas 6:8
Un contratista de éxito llama a uno de sus empleados, un carpintero experto, y le dice que le pondría a cargo de la próxima casa que construiría la empresa. Le dio instrucciones al carpintero para que encargara todos los materiales y supervisara todo el proceso desde el principio. El carpintero aceptó su encargo con entusiasmo. Era su primera oportunidad de supervisar realmente un proyecto en su totalidad. Estudió los planos y comprobó cada medida. Entonces pensó: «Si realmente estoy al mando, ¿por qué no recortar algunos gastos, utilizar materiales más baratos y poner el dinero extra en su bolsillo? ¿Quién notaría la diferencia? Después de pintar el lugar, nadie podría darse cuenta».
El carpintero comenzó su trabajo. Utilizó madera de segunda mano, encargó hormigón barato para los cimientos. Colocó cableado barato, encogió todas las columnas que pudo, pero informó del uso de materiales de construcción de alta calidad.
Cuando la casa estuvo terminada, pidió a su jefe que viniera a verla. Su jefe, le miró y le dijo: «Esto es increíble. Has hecho un trabajo fantástico. Has sido un trabajador bueno y fiel y has sido tan honesto en todos estos años que te mostraré mi gratitud regalándote esta casa.»
Cosechamos lo que sembramos. Así como no podemos plantar malas hierbas y cosechar flores, tampoco podemos pecar y cosechar justicia (bendición). Hay reacciones a nuestras acciones. Piénselo: cada día, estamos sembrando para el Espíritu, o estamos sembrando para la carne. ¿Qué tipo de semillas ha estado sembrando?
Oración:
Señor, que cada día abone para la siembra eterna que quieres que yo coseche, ofreciéndote todo aquello que haga, mis pensamientos, mis palabras siempre acorde con Tu voluntad, buscando servirte y agradarte de la manera en que, de mi lo esperas. Y que no caiga Padre en las distracciones del mundo y de la carne, que no me deje llevar por el materialismo o la ambición del mundo actual, y que sepa que Tu deseas prosperidad para cada uno de Tus hijos, no como un fin que debemos buscar apresuradamente sino como añadidura dada por Ti, en amor y en bondad pues deseas y brindarás lo mejor a todo aquel que haya decido seguirte comprometidamente y con total fidelidad. Amén.