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Viernes 15/Julio/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

Solo Con Su Espirítu

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Zacarías 4:6

Este versículo contiene la importante verdad de que la obra del Señor no se lleva a cabo por medio de la fuerza y el ingenio humano sino por el Espíritu Santo. Lo vemos en la caída de Jericó. No fue el ejército de Israel el que hizo que las murallas cayeran. Fue el Señor quien entregó la ciudad en sus manos cuando los sacerdotes tocaron las trompetas siete veces.

Si hubiera dependido de un enorme ejército, Gedeón nunca habría derrotado a los madianitas, ya que su ejército había sido reducido a tan sólo trescientos hombres. Y su armamento poco convencional consistía en cántaros de barro con antorchas en su interior. Sólo el Señor pudo haberles dado la victoria. Elías eliminó deliberadamente cualquier posibilidad de que la fuerza o el poder humano pudieran prender fuego al altar, derramando sobre él doce cántaros de agua. Cuando el fuego descendió, no hubo lugar a duda en cuanto a su origen divino.

Abandonados a su propio ingenio, los discípulos no pudieron pescar nada durante toda la noche. Esto dio oportunidad para que el Señor les mostrara que debían buscarle si querían ser verdaderamente eficaces en el servicio. Es fácil que pensemos, en un mundo que nos transmite diariamente, los lujos o el exceso como aspiración de vida, que lo material, los grandes éxitos o la conclusión de grandes aspiraciones para ganar status o reputación, en cierta forma nos pondrá en una mejor posición para servir a Dios, cuando realmente no es asi; El Señor por supuesto que desea nuestra prosperidad y bienestar, y además, es Su promesa el que las tengamos cuando confiamos en Él; pero por encima de ello, el desea en una medida infinitamente mayor, que le entreguemos nuestro corazón a Su Espíritu para que lo transforme, lo conduzca y lo convierta en un corazón humilde, obediente y comprometido a amarlo siguiendo diligentemente los preceptos de Su ley.

Y es que la obra de Dios no avanza con el poder, ni con la fuerza, ni con cualquiera de estas cosas directamente materiales. Es con el Espíritu del Señor, cuando toma todo lo que somos y lo transforma, gota a gota, paso a paso, día a día, en un verdadero instrumento al servicio de Su Reino.

Dejemos pues que Su Espíritu, haga de nuestro ser, su morada y recordemos que aún cuando mucho de la obra cristiana, en nuestros días podría continuar sin el Espíritu Santo, la verdadera obra real que el Señor espera de sus hijos, solo será posible haciendo que Él sea lo indispensable cuando se libra la batalla espiritual, no con armas carnales sino con oración, fe y la Palabra de Dios.

Oración diaria: Señor, que Tu Espíritu tome mi corazón y haga de el Su morada, transformándolo cada día, paso a paso, sin atrasos, pero sin prisas, sino en el Tiempo perfecto que Tu deseas, en el corazón de aquel siervo que dé el mayor fruto y rinda para Ti la mayor de las glorias.