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Martes 29/Agosto/2023
Devocional Mi tiempo con Dios

Vendrá y nos salvará

Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Isaías 35:3-4

La ansiedad debilita nuestro cuerpo. No somos capaces de aguardar, ni de tener siquiera esperanza. Nuestro cerebro se convierte en papilla. No podemos centrarnos el tiempo suficiente en el problema para encontrar una solución. Incluso nuestras articulaciones se debilitan hasta que ya no pueden mantenernos erguidas.

No cabe duda de que existen muchas estadísticas de investigación sobre los efectos a largo plazo del estrés y la ansiedad. Todos ellos indican que muchas enfermedades físicas, mentales o emocionales son el resultado de una ansiedad a largo plazo.

Nuestra cultura, en lugar de tratar con la causa principal, desarrolla cada vez más medicamentos para tratar los síntomas de la ansiedad. Los anuncios de televisión y de radio se centran en las medicinas que nos permitirán sentirnos mejor… en la superficie. Estas drogas maravillosas enmascaran el dolor y el temor internos para que podamos “disfrutar” de la vida, pero solo Dios puede hacer frente a la causa principal de nuestra ansiedad y nuestros ataques de pánico.

El profeta Isaías escribió y predicó en Jerusalén, principalmente durante el reinado de Ezequías, aunque su vida abarcó desde el reinado del abuelo de Ezequías hasta parte del de su hijo (cuatro reyes). Ezequías se enfrentó a algunos momentos muy tensos cuando se negó a continuar pagando el tributo a Asiria y a Egipto. Ahora, el ejército asirio, el mismo que había diezmado y dispersado a Israel, acampaba en las llanuras alrededor de Jerusalén. El pueblo tenía pánico. Temían que su destino fuera el mismo que el de las otras diez tribus. Pero Dios envió a Isaías con este mensaje de esperanza: Dios estaba de camino para liberarles con venganza y retribución.

Dios cumplió su promesa de castigar a los ejércitos y a los líderes del mundo que se habían levantado contra su pueblo escogido, contra aquellos que estaban entregados a Él y le servían con fervor.

Dios puso al enemigo en desbandada mientras Judá permaneció firme en la fuerza y el valor de Dios (ver 2 Reyes 18-19). Y Él sigue peleando por su pueblo hoy. No temas. Dios salvará.

Oración Diaria: Gracias Señor, porque en medio de las batallas de la vida no nos abandonas, sino mas bien nos fortaleces para estar aptos para obtener, en tus tiempos, la victoria.