En el contexto de la Pasión de Cristo, Barrabás es un prisionero que estaba encarcelado por rebelión y homicidio. Durante el juicio de Jesús, el gobernador romano Poncio Pilato ofrece liberar a un prisionero como era costumbre durante la Pascua. La multitud, incitada por los líderes religiosos, pide que Barrabás sea liberado en lugar de Jesús.
Aunque Pilato no encuentra culpa en Jesús, cede ante la presión del pueblo y deja libre a Barrabás, condenando a Jesús a la crucifixión. Este evento es significativo porque simboliza la sustitución: Jesús, inocente, toma el lugar del culpable (Barrabás), representando el sacrificio redentor de Cristo por la humanidad.