La historia de Eliseo y la mujer sunamita se encuentra en el Segundo Libro de Reyes, en el Antiguo Testamento. Eliseo, un profeta, pasa frecuentemente por una ciudad llamada Sunem, donde una mujer rica lo invita a comer en su casa. Reconociendo su bondad, ella y su esposo deciden construirle una habitación para que se quede cuando pase por allí.
Eliseo, agradecido por su hospitalidad, quiere recompensar a la mujer. A través de su sirviente Gehazi, se entera de que no tienen hijos y que ella es anciana. Eliseo le profetiza que, al año siguiente, tendrá un hijo, lo cual se cumple. Sin embargo, más tarde, el niño enferma y muere. La mujer va en busca de Eliseo, quien regresa con ella, ora y logra resucitar al niño.
Esta historia resalta temas de hospitalidad, fe y la intervención divina en momentos de crisis.
