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Qué adrenalina debe dar estar enfrentado a los poderosos del mundo…

Qué pesado privilegio el de manejar información clasificada que les llega, sólo a ellos, por whatsapp y que no sale en los medios masivos…

Qué pena deben sentir por los miles de millones de sumisos que ponemos el brazo sin chistar…

Qué valientes. Están defendiendo sus convicciones con su propia vida.

Ayer me cruce con uno de esos de la resistencia.

Un conocido de la adolescencia que, honestamente, pintaba más para el grupo de la parroquia que para lo que parece ser ahora: un rebelde.

Y si, parece que sí.

Mantiene su aspecto de nerd, obviamente para disimular, (yo me los hacía más jipones, más eco)…

– Hola, me dijo.

– Eh! Hola, no te había conocido, le dije y saludé a la mujer con una sonrisa.

– Te vacunaste?  Me clavó así, de una y, un poco me llamó la atención porque ya dejó de ser EL tema. Me preguntará para saber cuál marca me puse como tercera dosis…?

– Sí. Hace un par de días, le dije.

Y cuando le iba a agregar que las dos anteriores eran también de Astrazeneca, dio medio paso para atrás, me miró con sonrisita picara y largó un : – Yo no.

Rapidito, la mujer me aclaró que ella sí pero que él no creía en la pandemia y que no se qué y que todos le decían que se vacune pero el no que esto y no que lo otro.

Bueeeeno, cuidensé, gustazo verlos, les dije y me hice el apuradísimo.

Fue un encuentro breve pero me dejó pensando todo el día.

Este pibe, hombre mayor ya, este pibe que no se destacaba por rebelde ni transgresor, ni piola, más bien todo lo contrario, habrá encontrado, ahora, una razón para ser, por fin, el centro de todas las reuniones?

Este pibe, que se puso hasta la antitetánica y que debe tener el segundo cajón de la cocina hasta el pecho de remedios, ahora se resiste a vacunarse,

lleno de argumentos tan indemostrables, como los que sí nos vacunamos aceptando los argumentos, igual de indemostrables, pero del otro lado.

Y bue.

En la ciencia o en dios.

En el universo o en los anticuerpos.

En algo hay que creer.