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Ay ... los que se van! Cómo los envidio!

En realidad, lo que les envidio es la edad.

Se van con esa temeridad que se tiene cuando sos (+/-) treinta.

Se van dejando el plan aburrido a buscar el plan divertido.

Lo bueno es que se van en estos tiempos nuevos y desdramatizados.

(Por los que quedan, digo.)

Ya no hay pañuelitos blancos, arriba y abajo del barco, con lágrimas de “hasta nunca” y cartas semestrales a direcciones incomprobables. (Cómo hacían?)

Ahora, video chat y “si te he visto sí me acuerdo” y te llamo en un rato que ahora estoy en otra. Besos. Sticker de perrito con parásitos moviendo la cola.

No se van a “hacer la América” que ya está hecha y bastante jodida.

Se van a disfrutar las Europas.

(Convengamos que en esos países el que trabaja no es pobre. Lo que ganan les alcanza para vivir y disfrutar bastante de la vida, que no es poco.)

Y Europa los espera con trabajo!

Allá, necesitan cuidadores de ancianes, mozes, bacheros, choferes, mucamas, vendedores de pareos, repartidores de flyers y tanta otra tarea que ellos ya no quieren hacer.

Y qué tiene de malo eso? Nada!

Yo con gusto lo haría si no fuera porque mis lumbares ya no califican.

Además, llegar y tener uno de esos trabajos es un muy buen comienzo.

Los que se van, se van a vivir el presente. A vivir la diaria. A disfrutar.

Y eso está muy de moda y está muy bien!

Después, la vida dirá. Quién sabe.

El futuro es un lugar al que nadie sabe ni cómo ni con quién va a llegar.

De todas maneras, conviene no caer en el error de decir “los jóvenes se van”.

Lo correcto sería: algunos jóvenes se van. Porque otros, miles, la gran mayoría, están delante de nuestros ojos en las cajas de los supermercados, en las facultades, en los oficios o haciendo que trabajan con el padre, pero están acá.

Se me ocurre pensar que vivir el presente está muy bien pero, mañana,

podés tener la mala suerte de amanecer vivo

y que tus lumbares te avisen que ya no sos un pendex.

Ok. Ni preocuparte por un mal futuro ni amargarte por un mal pasado, decía Séneca.

Sólo porque sé que a este podcast, increíblemente, lo escuchan jóvenes,  voy a dar un consejo que se autodestruirá después de ser escuchado, como en Misión imposible.

Viví el presente y hacé la tuya. Ahora. Ya mismo.

Pero hacé la tuya, no la que te ofrecen otros, aunque paguen en euros.

La juventud es un talento con fecha de vencimiento, amigues.

Pero bueno. Tranqui. Acá, siempre te esperarán los talleres de guitarra para la tercera edad.