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Parece que está de moda esto de escribir una carta al yo del pasado o al yo del futuro para reflexionar.

Hay sitios web y tutoriales para esta técnica de autoayuda.

A lo mejor, a muchos les funciona y si funciona, sirve.

Leí varias. Me parece que son una cosa cursi, muy impostada y pegajosa pero me tenté y me escribí una pero a un futuro más cerquita.

Ahí va.

Carta a mi yo de la semana que viene.

Si estás leyendo esta carta es porque no sucedió la tercera guerra mundial.

Vos sabés. Es cansador. No te dejan arrancar. Así no se puede.

Si la primera noticia del día fuera que no sale agua caliente o que se acabó la yerba, podés respirar hondo, clavar sonrisa y sentir que lo del control mental se puede aplicar.

Pero si te vienen con que se viene la tercera guerra mundial, se complica.

Otra vez guerra mundial?

Obvio que nunca pararon los enfrentamientos bélicos. Siempre alguna guerra entre vecinos hay. Pero cuando los que se la miden son la OTAN y Rusia, se pone peludo el asunto.

No hace falta ser un muy lúcido para entender que éstos se pueden cargar a todo el planeta.

Mirá que nos costó, de pibes, entender que el estado natural de la humanidad era la guerra y que la paz es una construcción cultural que implica un gran esfuerzo, diario.

Y nos costó bastante más entender que de un pueblo del que ya habían salido Nietzsche, Freud, Marx, Wagner y todos los demás, se pudieran mandar a 6 millones de personas, niños incluidos, a morir de la peor forma.

Y ni treinta años después del holocausto judío, de nuevo tratar de entender qué clase de humanos son los que pueden desaparecer a 30.000 y robarse los niños y tirar pibes vivos desde los aviones.

Y tanto otro holocausto y genocidio y siempre por lo mismo.

Y bue. La condición humana, que le dicen.

Bueno, yo de la semana que viene.

Mándame una carta y contame como sigue el asunto.

Te advierto, no creo que me vayas a sorprender.