En los ’60, la
mamá de Cerati le regaló una guitarra criolla marca Antigua Casa Nuñez. Le veía
condiciones para la música.
Igualito que a
Cerati, en los ’60, mi mamá me regaló una guitarra criolla marca Antigua Casa
Nuñez. Me veía condiciones para la música.
En una nota que
le hacen, a la hermana de Cerati, aparece una foto de él, sentado en la cama
con la guitarra. Tengo una foto en la que aparezco exactamente igual, con esos
esqueletitos de los 9 años y una guitarra que parece gigantesca.
Se decía que en los
’60, en la Argentina, había una guitarra por casa.
Mal que mal,
todos sabemos poner los dedos para un MI mayor, LA mayor y RE mayor.
Y, la mayoría,
nos dimos cuenta a tiempo de que no íbamos a superar esa perfo.
¡Es imposible! Decía el personaje de
Capussotto, que quería conseguir “minitas” con la guitarra.
Todos, pero
todos, todos, todos, hemos querido ser músicos.
No sé por qué. Para
colmo, todavía no se sabe de dónde vino ni qué es la música. Esa cosa etérea
que flota en el aire y revolea los ánimos, tanto para arriba como para abajo.
Para el pesimista
de Shopenhauer, la música era un gran recurso para soportar mejor la penosa
tarea de existir. Y también, la mejor vía para expresar en qué consiste el
universo, con más precisión que la palabra y que la reflexión.
Es muy loco
cuando escuchás a las estrellas del deporte mundial coincidiendo en que
hubieran querido ser cantantes.
¿Por qué será?
Obviamente, no es
lo mismo que miles te griten un gol por domingo a que millones canten tus
canciones por toda la eternidad. Pa’ colmo, a los 35, los deportistas son famosos
obsoletos. Pero bue, ese es otro tema.
A Gustavo Cerati
y a mí nos regalaron la misma guitarra porque nos intuyeron las mismas
condiciones.
Yo no le di, a mi
madre, la gran alegría de confirmarle su intuición, pero, por lo menos, no le
dí la más grande de las tristezas, la de morirme antes que ella. (Mirá vos en
lo que le gané a Cerati, si seré pelotudo...)
#cerati
#ceratiniño
#todosqueremoscantar
#shopenahuerylamusica