Hace casi 15 años que sigo a un grupo ecologista en
Facebook.
(Casi 15 años? Con razón dicen que al face lo usamos los
viejos. Y es verdad! Y lo usamos como viejos, para los fúnebres y la nostalgia.)
El grupos que sigo se llama Decrecimiento.
Los tipos, son
españoles, creo, ofrecen a los gobiernos UNA ALTERNATIVA AL MODELO ACTUAL de
producción descontrolada.
Porque que no puede
haber un crecimiento económico infinito en un planeta finito, dicen. Y es
absolutamente razonable, no?
Una de las propuestas para nosotros, que somos como 8.000
millones de consumidores, es el método de las 3R: reducir, reciclar, reparar.
La manera sería dejar de comprar cosas o comprar menos o
nada, reciclar todo lo posible y arreglar antes de tirar.
Sólo comprar comida, bebida y medicamentos.
Todo lo demás, prohibido. O, por lo menos, reducirlo al
mínimo.
Comprar menos así se produce menos.
La cosa sería no comprar cosas al pedo.
Suena imposible? Pensalo.
Igual, algo raro nos pasa con las cosas.
Hay una escuela psicológica yanqui, el conductismo, que una
de las terapias que propone para levantar el ánimo es que te compres algo que
te guste.
Ta difícil así, no?
No creo que seamos esta triste sociedad de consumo por
decreto de nadie.
Los humanidad junta, troca y compra pelotudeces desde que
empezó.
Algo raro nos pasa con las cosas.
Borges les escribió un soneto a las cosas y le puso de
título Las cosas. Sep. Dice asi…
El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las
tardías
notas que no leerán
los pocos días
que me quedan,
los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
limas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
#Borges
#cosas
#reciclar