La verdad es que, con el tiempo, uno aprende a aceptar que,
casi siempre, alguien llega antes que vos. Y que el lugar que te toca es
completamente accidental, en esta vida.
El que está ahí, hace media hora, seguro que es cocinero de
algún restorán. Qué pesado! Él y su
canasto. Y encima cambia las verduras que no le parecen “bellas”, y lo dice en
voz alta, el pelotudo.
Ahora, nos hemos juntado como diez en esta verdulería.
Y no sé por qué, me siento observado.
Ayer dieron los resultados electorales de mi provincia y
resulta que 4 y medio de cada 10 de los que estamos acá, están de acuerdo con
la compra y venta legal de órganos.
Me acordé de ese documental de Nepal, que hablaba del “valle
de riñones”, o algo así. Parece que un sismo destruyó una aldea de gente
humilde y a algún “emprendedor” se le ocurrió ofrecerles 2 mil dólares por un
riñón.
Las imágenes de grandes y chicos con una cicatriz gigante en
el costado son, como mínimo, amargantes. Pero más te asquea que algunos vecinos
cuentan que les pagaron sólo 250 dólares y el informe dice que se venden por 10
mil.
Oferta y demanda, que le dicen. Baja el precio porque son
muchos los que ven a esa aberración, como única salida y porque ya se ha vuelto
una tendencia en los alrededores. Alrededores pobres, obvio.
Sé, por mi oficio, que la decisión del voto no tiene una
única razón.
Sé también que las promesas electorales no están hechas para
cumplirse pero sí para mostrar de qué serían capaces.
Y que existe en nosotros ese necio sesgo de confirmación que
no deja pensar libremente y tanta otra cosa.
Pienso que, en un punto, la buena decisión de un voto
pasaría por preguntarte, con la manito en el corazón, de qué lado estás.
Pero digo, en este tema de los órganos, no se les ocurre pensar quién va a ser el
comprador y quienes los vendedores?
Yo, de momento, no me preocupo demasiado, porque me parece
que, a golpe de vista nomás, no doy como donante de nada.
A lo mejor, las zapatillas.
Escucho ofertas.
#ventadeorganos
#vallederiñones
#dequeladoestas
#sesgodeconfirmacion