Listen

Description

Ahora, al menos pensado,  le escuchás repetir una nueva fórmula mágica: “lo que deseás, si lo deseás realmente, el universo te lo cumple”.

Antes era San Expedito, pero bue.

Siempre he pensado que los que le piden algo a un Poder Superior, creyendo realmente que se les va a conceder, piden poco.

Mirá si te concede lo poco que le pediste?

Yo me quedaría tres meses puteándome : pero cómo no le pedí más!

Se me ocurrió averiguar si a Roberto Carlos se le había cumplido eso que pedía cantando, hace 30 años: “yo quiero tener un millón de amigos”. Y sí, se le cumplió, che. En su página oficial de Facebook, tiene 8, 7 millones de amigos seguidores. Pero, curiosamente, tiene cero seguidos. Cero. Metete, fíjate.

O sea, a Robertito no le interesa la vida ni de uno sólo, aunque les acepte la solicitud de amistad.

(Parece ser que los amigos de las redes no serían lo mismo que los amigos de la vida, che. )

En la vida, todos sabemos muy bien distinguir a un amigo de un conocido o, por lo menos, eso lo terminamos aprendiendo, más temprano que tarde, a puro ensayo/error.

Lo que te angustia, lo que realmente te duele o lo “inconfesable” no se comparte con cualquiera. “Reírte con muchos pero llorar con muy pocos” sería, para mí, una buena forma, autodefensiva, de andar por la vida.

– Pero esto ya no es así! ­– dirás vos.

­– Por qué no puedo contarle todo lo que me pasa a cualquiera?– insistirás.

– Por qué no puedo decir por las redes sociales, con selfie y todo, que me operaron el tobillo o que no paro de extrañar a mis muertos o que tengo cáncer?

– Claro qué podés!, te contesto yo.

Lo que no está prohibido está permitido.

Tampoco estoy  diciendo si está bien o está mal. Es una simple descripción de estos nuevos tiempos en donde se ve que el exhibicionismo es la norma y la empatía de un cara a cara, hablando bajito, no parece importar mucho.

Estos tiempos en  los que trato de ver si tengo que redefinir o no, la idea de discreto, de privado y de íntimo, solamente para saber si me estoy perdiendo de algo piola por no estar a la moda.

Qué sé yo.

A lo mejor, compartir tanta intimidad entre tantos desconocidos, les desdramatiza la cosa y  les hace más liviana esta faena diaria de andar viviendo.

Ojalá les sirva. Se los deseo, realmente.