Hace un rato, viendo las historias de Instagram (que para eso están, o no?), ví a una hermosísima nadando en el Mediterráneo.
Es una periodista española que sigo por inteligente y mordaz y, más que nada, por que me gusta. Argumento más que suficiente, si los hay.
“Soy muy vulnerable a la belleza femenina.”, dice Philp Roth en su novela “Elegy. La belleza está en los ojos de quien la mira”.
Juro por Bill Gates, que nunca lo hago, pero me tenté.
Pa’ colmo, debajo de la foto te dicen: Enviar mensaje.
Le escribí algo que, de tan cursi, no entra en la categoría de “cancelable” (lo cursi es inimputable).
En todo caso, ese es el juego. Uno hace pública una imagen para ser sometida a los ME GUSTA y a esos perversos emojis combinados. Caritas, fueguitos, gestitos y tanto otro signito que ameritarían una nueva Piedra Rosetta para saber que quieren decir.
Al final de mi comentario, le puse: Estuve bien, no?
Y ella me contestó. Sí. Entre miles, me contestó:
– Súper! Escribió y puso un corazoncito.
No debería contarles como siguió porque los caballeros no tenemos memoria, pero bue. Les cuento.
Cruzamos un par de comentarios más, muy amigables y, con enorme talento, más por mujer que por profesional de la comunicación , me “tapó con diarios”. Esto es, cerró la charla. Muy cortésmente.
Lo bueno de un fracaso amoroso es que te lleva a reflexionar, che.
Y más con la experiencia de mis anteriores fracasos con famosas, como con mi afiche adolescente de Ursula Andress, saliendo del mar y mínimamente vestida de chica Bond. Hermosa, pero muy callada.
Por lo menos, la gallega me contestó.
Pero me contestó ella? O fue un comunity manager?
La Internet interactiva, la 2.0, instaló la maravillosa ilusión de que podés decirle lo que quieras a quien quieras y creer que lograste que entendiera lo que pensás y sentís.
Fue la astucia de internet? o vivimos desde siempre con esa ilusión de que podés decirle lo que quieras a quien quieras y creer que lograste que entendiera lo que pensás y sentís.
No lo sé.
Afortunadamente, los fracasos amorosos con famosas no duelen ni duran como los de verdad.
De momento, voy a tratar de superar éste buscando en Facebook alguna frasecita de esas de SOLTAR, porque, parece ser que las emociones, ahora, son como un globo con helio. Soltás y listo.
Soltar. Se dice fácil, no?