Éste, no es un
tema de todos.
Es solamente de
los que tenemos hijas que no quieren tener hijos o hijas o, de momento, la
piensan y la piensan.
Y el tema se
empieza a volver problema, para nosotros no para ellas, porque son treintañeras
y nosotros con el osito rosado a medio tejer…
Entonces, arriesgamos
diagnósticos sobre estos tiempos en los que les toca ser jóvenes fértiles.
Todos ciertos, a
medias. No se puede pensar como alguien joven, 40 años más tarde. Atrasamos.
Casi que no nos
podemos creer que estas pibas anden decidiendo, por sí solas y a contrapelo de
las costumbres de la sociedad, no traer hijos a un mundo injusto, desastroso y
autodestructivo. ¡Pero cómo se les ocurre!
Hay gente que
piensa que siempre todo estuvo mal, pero igual se trajeron hijos al mundo, sin
pensarla tanto.
Coincido en algo:
casi siempre, los hijos se trajeron sin pensarla demasiado.
Pienso, también,
en todas esas parejas constituidas, de todos los tiempos, que tomaron la opción
de interrumpir embarazos, porque entendieron que en “sus mundos” personales,
reales y emocionales, no estaban dadas las condiciones.
Claro que antes,
de eso, no se hablaba.
Pero bue. Siempre,
el mundo es el que tenés bajo tus pies, en tu cuero y con tus posibilidades.
El otro, es un
simple globo terráqueo.
Hoy, las pibas
tienen un mundo gigante delante de ellas, lleno de posibilidades y de
imposibilidades y, además, saben mucho mejor que nosotros, que con un bebé en
brazos y otro en el carrito, se complica bastante.
“Si tenés hijos,
no podés progresar”, dice Homero Simpson.
Además, las pibas
no tienen muy en claro qué parte les toca en eso de “formar una familia” o
cuáles serían los beneficios, porque no estarían saltándoles a la vista. (No
aclaremos que oscurece)
Ok. Chicos van a
seguir viniendo, aunque ellos no lo elijan, siempre.
Las clases altas
necesitan herederos y las clases desposeídas esperan darles un mundo mejor que
el que tuvieron ellos.
Y siempre será la
clase media la que dé la nota. La que tome la vanguardia en todas esas
tonterías que incluyen, programar la llegada de los hijos, divorciarse por
falta de amor, ensamblar hogares, dar libertad absoluta a los hijes y
preguntarse y re preguntarse, todo el tiempo, sobre el origen del “agujero del
mate”.
#natalidadprogramada
#treintañerassinhijos
#nosermadres