Si lo pensás un ratito, te das cuenta de que en un día cualquiera, te la has pasado haciéndote preguntas y recibiendo respuestas sin pensar un segundo si es verdad o no es verdad.
Creemos y listo.
En el vencimiento del yogur y en el prospecto del medicamento.
o que el veneno para hormigas no daña a humanos, plantas ni mascotas.
Creemos en las noticias, en los comentarios, en los rumores.
En lo que te dice el mecánico o el plomero o el de la miel casera.
O que el agua de la canilla es potable y en tanta otra cosa.
Ok. Si no, no se podría vivir.
Pero qué manga de crédulos somos, no?.
Andamos a pura fe. (Fe humana, que le dicen).
Una forma de fe imprescindible, a la que le decimos confianza pero que camina casi por la misma medianera que las creencias en cosas no terrenales.
Gugliemos la diferencia.
Creencia es el conjunto de pensamientos y de ceremonias de oración o sacrificio que reconoce una relación con la divinidad.
Confianza es la esperanza firme en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada, o en que otra persona actúe como uno desea.
Muy cerquita las dos pero una más fuerte que la otra, pienso.
Para mí, las creencias religiosas son poderosas porque nadie le pide resultados a su dios, ni siquiera le hace reclamos por incumplimiento en tiempo y forma.
Según el Ap. Pablo. (ap. de apóstol no de aplicación, chiques.) “ la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”.
La confianza también muy poderosa pero, a la vez, muy frágil, lamentablemente.
La brindás a full, sin demasiados requisitos, así como la perdés en un segundo y para siempre..
Y así andamos de humanos por la vida, preguntando, confiando y creyendo.
Que el tarot, que la ciencia, que el iching,
Y un vaticano, una mezquita, un templo y un universo también.
Eso si, siempre con gustito a poco.
Pablo Milanés, querido Pablo Milanés, cantaba:
Todavía, no pregunté, te quedarás?
Temo mucho a la respuesta de un jamás…
Ta bien eso, es verdad, tampoco hay que andar preguntándolo todo.