Un diario titula:
Paul Mac Cartney tiene 1.260 millones de dólares, pero sigue trabajando
a los 81 años.
¿Trabajando?
No hace tanto, me enteré que la palabra “trabajar” viene de “tripaliare”,
torturar, en latín. Deriva de un instrumento de tortura que empalaba a un tipo
a dos palos en equis y el tercero, no pregunten dónde.
Porque trabajar nunca fue una buena cosa para la “humanidad
de abajo”.
“Quien no fue mujer ni trabajador, piensa que todo tiempo
pasado fue mejor”, dice la Walsh.
Paul Mc Cartney no sigue trabajando a los 81 porque no
trabajó nunca. El sistema lo hizo millonario por un talento que hizo millonario
al sistema. Eligió ser músico para no tener que ir a trabajar al puerto.
Igual, no sería justo que a Paul se lo recuerde ni por trabajador ni por millonario.
Descubrir lo que te encanta hacer y que el sistema te lo
pague, es el secreto para vivir cien años. IKIGAI le dicen a eso, los
japoneses.
No es trabajo.
Me gusta pensar que la supervivencia se divide en trabajos y
actividades.
Messi, cada mañana, le dirá a Antonella que se va a entrenar
o a jugar. Si le dijera que se va a trabajar, Antonella le diría : ponele…
Otro artículo habla de los multimillonarios sub 30, hijos de
todos estos nuevos mega millonarios, y
lo titula LA MERITOCRACIA SON LOS PADRES.
Esos pibes que ni siquiera salieron a buscar el mango, ¿se irán a auto percibir trabajadores?
Me encanta ese chiste del pibe que va a una entrevista de
trabajo y lo recibe el dueño y le pregunta si sabe inglés y el pibe dice: muy
poquito.
– Y Excel?
– No sé qué es eso – dice el pibe.
– Trabajos anteriores?
– No, nunca.
– Tendrías disposición full time?
– No, no. Martes y jueves, hago tenis.
– Bueno, el trabajo es suyo – le dice el patrón.
– Gracias, papi, el lunes te juro que empiezo.
– Dale. A las 8 te quiero acá– dice el padre.
– A las 9.
– Dale. A las 9.
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#tripalliare
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