Audio y edición: Pe. Cristóvao,svd.
Música : Pablo Martínez:tarde te Amé
Lc 13.1-9: Señor, déjala todavía este año. Voy a cavar alrededor y poner abono. Puede que venga a dar fruto.
Aparentemente, el evangelio de hoy, parece tener un tema medio fuera de contexto, hablando sobre la muerte de unos israelitas asesinados por Pilato, donde su sangre se mezcla con los sacrificios que hacían en el templo.
Jesús aprovecha para decir lo mismo que en este tiempo de quaresma, la iglesia nos invita hacerlo: invitación a la conversión. Conviértase, para que no suceda con ustedes, lo mismo que sucedió con aquellos.
Casi que Jesús está diciendo, que vivamos cuidadosamente y vigilantes en nuestro modo de actuar y pensar, estaremos sujetos a la condenación y del mal que nos rodea. No piensen que ustedes, son diferentes de ellos.
Entre los judíos, era muy común relacionar los acontecimientos trágicos con la suerte: echaban la culpa de sus tropiezos a la predestinación. Casi aceptaban la responsabilidad de los hechos como consecuencia de meros accidentes o condiciones de la fragilidad humana, en cuanto a la exposición a enfermedades, falta de seguridad en la actividad laboral o al descuido.
Después Jesús presenta la parábola de la higuera: la higuera es un elemento simbólico para los judíos. Ella aparece varias veces de modo expresivo en el nuevo testamento: con Natanael: te vi debajo de la higuera: tú eres un judío honrado. Juan 1,45-49;
En otro momento, maldice una higuera, porque siente hambre y no encuentra ningún fruto: está hablando de la aciona inútil de los fariseos. Marcos 11: 12-14, Marcos 11: 20-25 y Mateo 21: 18-22.
Hoy habla de la higuera que no da fruto y por eso debe ser arrancada, pero el agricultor le pide que le dé un poco más de tiempo para ver si da frutos.
En realidad, el evangelio de hoy se refiere a los judíos, más específicamente a los fariseos; compara la religión judía con una higuera, que debería ser fuente de vida y de la acción de Dios en la vida de las personas, pero se quedó estéril.
Este árbol sólo puede dar frutos verdaderos se pasa por un proceso de conversión, pero se niegan a eso.
Todo el que planta, espera resultados. Todo aquel que encarga una misión a alguien espera resultados.
El evangelio de hoy nos muestra la frustración y Jesús ante los judíos. Las multitudes que lo siguen son fruto de un deseo de cambio, un deseo de que Dios los vea, los cuide, los escuche. Pero el Dios que los judíos predicaban, estaba hecho de prohibiciones, aceptación del sufrimiento, muchas normas y leyes, sumisión, etc.
El Dios de Jesús, es misericordioso, que invita a la conversión: Jesús es nuestro viñador, el que pedirá siempre al padre que tenga un poco más de paciencia con todos nosotros, él tiene su tiempo y debemos aprovechar, cada oportunidad que nos da para dar más frutos de amor y bondad, para que Dios no desista de nosotros.