Juan 21,1-19: Jesús les dio pan y pescado
Audio u edición: P.Cristovao, svd
Música: Betsaida: Milagro de amor:
Los discípulos vuelven a tomar las redes. Si recordamos que muchos de ellos habían sido pescadores y habían dejado las redes para seguir a Cristo, esta vuelta a las redes es volver atrás.
Ya no vivían la presencia de Cristo en sus vidas, aunque sabían que estaba resucitado; al tirar las redes no lo invocan, y no son capaces todavía de reconocerlo.
También en nuestras vidas puede suceder esto. Hemos experimentado la presencia de Cristo, lleno de poder y de amor, hemos visto su gloria, pero pasa el tiempo, se debilita el entusiasmo, y se nos hace rutinario y pesado eso de creer sin ver. Entonces poco a poco empezamos a apoyarnos en otras seguridades, retomamos lentamente las cosas que habíamos aban- donado para seguir a Cristo. Ya no soportamos vivir de lo invisible, y nos convertimos en esos tibios que Dios prefiere vomitar de su boca (Apoc 3, 16), o en esos que han perdido "su primer amor" (Apoc 2, 4). Pero él está presente en nuestra vida; aunque no advirtamos su presencia él está con- templándonos con amor y bendiciendo nuestra existencia.
Pero después de haberle mostrado a Pedro que con sus solas capacida- des humanas, sin invocarlo a él, ya no puede ni siquiera pescar, Jesús deja a Pedro la suprema misión de guiar a la Iglesia, de apacentar sus corderos.
La triple pregunta recuerda la triple negación (13, 38), y eso explica la tristeza de Pedro luego de la tercera pregunta. Pero Pedro aprendió la lec- ción y no hace alarde; sólo se somete a lo que Jesús conoce de su corazón. Después Jesús, a un Pedro ya purificado, le repite su primer "sígueme".