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Audio e edición: P.Cristovao,svd
Musica: Tudo é do pai: Pe.Fabio de Melo
Lc 15, 1-3, 11-32 La parábola del hijo pródigo
Lc 15,1-3;11-32
La parábola del hijo pródigo es una de las más bellas del Nuevo Testamento.
Aunque es conocida como parábola del hijo, el personaje principal es el padre.
Los dos hijos, tanto el que se va como el que se queda, son dos tipos de creyentes que comúnmente encontramos en cualquier tiempo.
Uno que cumple todas las reglas y que es impecable en todas las leyes, pero, está lejos del corazón del padre, porque no entiende que su amor alcanza para todos. Este representa a los fariseos que se creían los únicos y perfectos hijos de Dios.
El segundo, el que se va, son los que solo se dan cuenta del valor de la casa cuando la abandonan y aprenden con el dolor que antes tenían todo y no eran capaces de ver. No aprendieron con el amor cotidiano, entonces la vida se encargó de enseñar con el sufrimiento. El padre sigue amando a los dos, pero espera que ambos comprendan su amor. Esos, son los publicanos y cobradores de impuestos, criticados por todos y considerados impuros, por los fariseos.
La lección que nos da el evangelio de hoy es que Dios es un padre amoroso, que espera siempre la conversión de sus hijos, y no descansa hasta que todos estén a su lado de cuerpo, alma y corazón, pues muchos se dicen hijos de Dios, pero están lejos de su corazón.