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Audio y edición: P.Cristovao,svd. Musica: Son By four: Tu debilidad. (Lucas 6, 39-45)
“¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo (…)”

Es muy bien sabido que somos muy buenos jueces de las causas ajenas y muy malos jueces de las propias. Estrictamente hablando, no se trata sólo de una tendencia pecaminosa del ser humano. Si es una tendencia negativa, pero no sólo se trata de la maldad humana, sino de una característica de nuestro modo de conocer. Vemos mejor la fachada del vecino que la nuestra. Estamos tan acostumbrados a mirarnos a nosotros mismos, que no notamos los cambios que vamos sufriendo. No vemos nuestros defectos, con la misma claridad con la que vemos los defectos de los demás. Como decía Jesús, vemos con mucha claridad la pelusa que tiene nuestro prójimo en su ojo, pero no vemos la viga que tenemos en el nuestro.

De esta condición de nuestra forma de conocer la realidad, se vale el pecado para engañarnos y hacernos jueces de la vida de los demás.
No podemos adentrarnos en una experiencia espiritual, sin tener alguien con quien confrontar lo que vamos viviendo. Si caminamos solos, es muy posible que nos engañemos a nosotros mismos y terminemos en un lugar al que no queríamos ir.
Pienso que un pequeño texto que se ofrece como introducción a un libro de psicología que se llama , “Por favor, entiéndeme”, puede ayudarnos en esta tarea: