En la medida en que aceptamos algo malo como normal, estamos aceptando que esa circunstancia nunca cambiará. Si bien hay problemas que no comenzaron contigo, porque quizás ya estaban allí cuando naciste, tú puedes terminar con ellos si te lo propones. Un bebé que nace en un hogar donde vivir con vicios y excesos es común, probablemente cuando sea grande se incline a los mismos excesos que había en su casa. Sin embargo, Dios quiere que sea él quien rompa esos malos hábitos heredados para que sus hijos tengan buenos hábitos como herencia, el poder divino estará disponible para ayudarle en esa tarea.
Dios nos creó para vivir bendecidos, libres y felices. En la cruz Él pagó por una vida en plenitud para cada uno de nosotros, pero suelen ser los malos hábitos heredados los que nos separan de la plenitud que Dios diseñó. Nuestro desafío es identificar esos malos hábitos y romperlos para siempre. Alcanzaremos muchas bendiciones y nuestros hijos crecerán en otro contexto.
Declaramos que NO vamos a ser definidos por lo que hicieron nuestros padres o abuelos, rompemos toda maldición generacional que ate nuestras vidas y bendecimos a las siguientes generaciones.
Hoy es un nuevo día, alcanzaremos la prosperidad y la bendición que Dios tiene para nosotros, el Señor está de nuestro lado y espera que nos levantemos con autoridad y manifestemos "basta de mala herencia espiritual".