Cada día vivimos situaciones que dejarán una huella en nuestra vida, huellas que se transformarán en recuerdos con el paso del tiempo. Muchos de ellos serán agradables y querremos revivirlos constantemente, otros serán amargos e intentaremos alejarlos de nuestro presente, aunque a veces no lo logremos… Conscientes o no, es nuestro deber elegir con sabiduría aquello que queremos recordar.
La neurociencia sostiene que modificamos los recuerdos según nuestras emociones.
Muchas situaciones, lugares o experiencias que vivimos en la infancia las recordamos con mucha emoción; sin embargo, siendo adultos, cuando regresamos al mismo lugar en el que fuimos felices de pequeños, advertimos que no todo fue tan agradable como lo recordamos porque sobredimensionamos el sitio o la situación de acuerdo a lo que sentíamos en ese momento.
Solemos exaltar o distorsionar en nuestra mente muchas circunstancias, por consiguiente, un mismo hecho presenciado por varias personas, jamás será recordado de la misma manera.
Escuchaste alguna vez esta frase: “Nunca es tarde para tener una infancia feliz”
¡¡Te Invitamos a escuchar el mensaje completo, Dios te Bendiga!!
Pastores Juan Manuel y Nerina Curbelo.