Muchas veces la oración se parece a un largo camino de montaña, vamos cuesta arriba pensando si Dios nos oye, y cuando las circunstancias apremian no entendemos que Dios intenta llamar nuestra atención hacia Él. Es momento de tranquilizarnos y calmar el pensamiento, el alma y el corazón para descansar en silencio a los pies del Señor. Nuestro Padre nos habla constantemente, nos insta a buscarlo diariamente en una oración franca, quiere interiorizarnos en su palabra para buscar la guía de su Espíritu y vivir conforme el propósito con el que fuimos creados. Es tiempo de oír lo que Dios quiere decir a nuestra vida.