Siempre un chiste nos arranca una sonrisa o una carcajada. La alegría es, según el diccionario, un sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa. Puede ser producido por una cosa, una circunstancia o por una persona. Es un sentimiento que no sólo es producido por eso, sino que la Palabra de Dios nos enseña que hay una fuente mucho más poderosa que puede producir alegría en nosotros.
Esta es una buena oportunidad para recibir de parte de Dios algo que es sobrenatural: alegría en circunstancias que son imposibles de sobrellevar en lo natural o desde nuestras propias fuerzas. Muchas veces a lo largo de nuestra tarea pastoral hemos acompañado a personas en situaciones muy difíciles como la pérdida de un hijo, de un cónyuge, de los padres, o situaciones conflictivas muy dolorosas: accidentes que han dejado secuelas físicas irreversibles, etc. En esos momentos la pregunta es recurrente: ¿Cómo sigo ahora? ¿Cuándo volveré a sentir alegría? El primer planteo es: “esto me quitó la alegría para siempre”, o “no creo poder levantarme de esta situación”, o “me llevaré esta tristeza a la tumba”. Es totalmente comprensible que alguien piense y reaccione así desde el dolor, cualquiera fuera la causa.
Pareciera que hay situaciones de la vida, que nos pueden robar la alegría para siempre, o nos hipotecan a una vida de tristeza, depresión o de desánimo constante. Sin embargo, nuestro Creador, tiene todo pensado, Él sabe cómo sostenernos y salir a nuestro encuentro en medio de esas circunstancias que parecieran irreversibles a la vista y comprensión del hombre.
Te invitamos a escuchar el mensaje completo. ¡¡¡¡Dios te Bendiga!!!!
Pastores Juan Manuel & Nerina Curbelo.
