El día 30 de marzo de 1954 un periódico chileno dio a conocer un descubrimiento arqueológico de relevancia mundial. Se trataba del cuerpo congelado de un niño de 8 o 9 años de edad, sacrificado por los incas en la cumbre de una de las montañas más altas de la Cordillera de los Andes, frente a la ciudad de Santiago.