La Patagonia chilena fue siempre una región lejana e inhóspita para los exploradores. Desde que se consolidó el dominio español en Chiloé hasta que sucesivas expediciones reconocieran el Estrecho Magallanes, las vastas soledades que mediaron entre ambos puntos permanecieron como espacios desconocidos, siendo explorados de manera muy esporádica , principalmente por viajeros o por misioneros que llegaron a evangelizar a las etnias de esas zonas. Al quedar definitivamente establecidas las fronteras de Chile, tras laudo arbitral de 1902, se entregaron grandes extensiones de tierra en arrendamiento a compañías ganaderas, con la condición de que desarrollaran las potencialidades productivas de la región.