Las guerras del Opio o las guerras anglo-chinas fueron dos conflictos bélicos que ocurrieron en el siglo XIX entre los imperios chino y británico.
Luego de los resultados que había tenido la Primera Guerra del Opio, el Imperio Chino había quedado en una situación notablemente desfavorable respecto al avance de las potencias europeas sobre su territorio. Por entonces, Inglaterra, Francia, España, los Países Bajos y, también, Estados Unidos habían comenzado a desplegar su influencia, mediante la conquista de territorios, por Asia y Oceanía.
El gobierno imperial, atrapado entre los ataques de los insurrectos y los bombardeos occidentales, no pudo reaccionar militarmente y fue obligado a firmar los tratados de Tientsin en 1858 y Beijing en 1860.